Sudán enfrenta varios problemas, tanto políticos como económicos. Uno de los principales problemas es el conflicto en curso en la región de Darfur, que ha estado en curso desde 2003 y ha resultado en el desplazamiento de millones de personas y abusos generalizados de los derechos humanos.
Otro problema importante es la economía en dificultades del país, que ha sido golpeada por la pandemia de COVID-19, así como por años de mala gestión económica, corrupción y sanciones. Esto ha llevado a una alta inflación, escasez de bienes y servicios básicos y pobreza generalizada.
Sudán también enfrenta inestabilidad política, ya que el país ha sufrido varios golpes de estado y cambios de régimen en las últimas décadas. En 2019, las protestas llevaron al derrocamiento del presidente de mucho tiempo, Omar al-Bashir, pero el gobierno de transición que lo reemplazó ha luchado por mantener la estabilidad e implementar reformas.
Además, Sudán está lidiando con desafíos ambientales, incluida la desertificación, la sequía y la escasez de agua, que han llevado a conflictos sobre recursos y el desplazamiento de personas.
En general, los problemas de Sudán son complejos e interconectados, y requerirán un esfuerzo sostenido y la cooperación tanto a nivel nacional como internacional para abordarlos de manera efectiva.